jueves, 29 de enero de 2009

El castillo medieval de Louk Hulsman, por Nils Christie


Louk en su castillo medieval

Por Nils Christie

Creo que Louk Hulsman nació en el siglo equivocado. La Edad Media hubiese sido el siglo ideal. En aquel período de tiempo sería seguramente el Señor de un pequeño castillo. No muy pequeño, para decir verdad. Bastante grande como para tener un jardín donde cada mañana si levanta para cuidar de sus plantas. En poco tiempo las plantas se vuelven tan numerosas que casi impiden la entrada al jardín. Pero esto no se transforma en un problema. Los huéspedes del castillo prefieren permanecer en la sala grande y esperar el regreso del Maestro. Una vez que haya regresado, después de haber cuidado a sus plantas, los huéspedes escucharán entusiastas sus lecciones sobre las lagunas del derecho penal. No usará micrófono, gracias a su voz resonante. No escribirá nada, preferirá hablar a escribir.

Esta es su forma. Escribir con sus discursos y crea a través de los diálogos. Y esto nada resta a su fama y su importancia académica. Los discípulos lo circundarán y sus palabras serán pasadas de boca en boca entre aquellos que se interesan de cuestiones penales. Y esto, es lo que hoy acontece con Louk.

Visitar a Louk en su castillo significa hacer experiencia de su práctica. Mientras muchos lo escuchan en la sala grande, algunos muchachos entran a su habitación y se llevan algunas cosas de su pertenencia. Espero que hayan prestado atención a mi exposición de los hechos. Es la misma que hubiese usado Louk. A este nivel no clasifica lo que ha acontecido. Louk no diría “algunos muchachos han irrumpido en mi habitación”. Mucho menos: “han robado algo”. Esta exposición de los hechos confiere a las acciones el valor de crímenes. Louk busca una forma de narrar los hechos que lleven a una objetiva valuación de los mismos. La gente común es inducida, generalmente, ante estos hechos, a tomar posición y a ‘hacer algo’. ¿Qué haría Louk en este caso?.

Si realmente le importan los objetos que han sido llevados por los muchachos, le pediría ayuda a sus amigos, dentro y fuera del castillo. Y si ha encontrado a esos objetos y a los muchachos lo habría seguramente invitado a tomar una taza de café. Los muchachos le habrían devuelto aquello que le habían tomado y todos hubiesen estado felices y hubiesen departido sobre la belleza de las plantas.

Así sería la vida en el período histórico ideal para Louk. Pero porque no vivimos en la Edad Media, y porque no podemos vivir todos en su castillo, y también porque el camino es largo desde que las palabas de Louk pasen de boca en boca desde Holanda a todo el mundo, es magnífico que su libro escrito con Jacqueline Bernat de Célis esté disponible en otra lengua más.

Oslo, 19 de diciembre de 2000.

Traducción: Matías Bailone.

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